Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Temas clave

 

Algunas actividades de la delincuencia organizada intentan crear una demanda de protección, soborno u otros servicios ilícitos, en lugar de limitarse a explotar una demanda existente de bienes o servicios ilícitos. En estas situaciones, los grupos delictivos organizados tratan de imponerse sobre otros mediante métodos coercitivos. 

La infiltración en empresas legítimas o Gobiernos es intrínsecamente más depredadora que la provisión de bienes y servicios ilícitos. Al infiltrarse en empresas y Gobiernos, los grupos delictivos organizados intentan crear una demanda para sus servicios, en lugar de limitarse a explotar un mercado existente, como lo hacen cuando proveen bienes y servicios ilícitos. Por ejemplo, los grupos delictivos organizados pueden llevar a cabo una protección extorsiva, es decir, un sistema de «impuestos» ilegales exigidos a personas o empresas a cambio de no ser molestados y de protección contra daños o perjuicios a sus empleados y clientes. De esta manera, utilizan la violencia y amenazas para obtener alguna forma de control monopólico (p. ej., del territorio, de la tierra, de los subsidios, de la recolección de basura o los servicios de entrega).

En términos legales, los grupos delictivos organizados utilizan la coerción o la extorsión en la infiltración de empresas legítimas y Gobiernos, lo que implica amenazas implícitas o explícitas para alcanzar un objetivo delictivo. La coerción y la extorsión no son necesarias para brindar bienes o servicios ilícitos, aunque, como se discute en el Módulo 1, existen excepciones como la trata de personas. Esto se debe a que la demanda de bienes y servicios ilícitos ya existe entre el público, por lo que no se necesitan amenazas para atraer a los clientes para que compren productos falsificados, armas de fuego ilegales u otros productos y servicios descritos en el Módulo 3.

En cambio, la esencia de la infiltración en las empresas y en el Gobierno es desarrollar un mercado de servicios ofrecidos por los grupos delictivos organizados donde no existe ninguno. Estas prácticas no deben confundirse con la mayoría de las formas de corrupción, donde tanto quien da como quien recibe el soborno obtienen algún tipo de beneficio. En el caso de la infiltración de empresas y Gobiernos, las víctimas (a menudo pequeñas y medianas empresas, propietarios únicos o negocios familiares) no reciben un beneficio, sino que son coaccionados a pagar para evitar un tratamiento peor. Esto significa que no pagar resultará en daños a su propiedad, violencia contra sus empleados o sus seres queridos, hostigamiento a sus clientes, interrupción de sus entregas o problemas relacionados que las empresas no pueden permitirse experimentar (Transcrime, 2012) 

“Transnational Organized Crime and the Impact on the Private Sector: The Hidden Battalions” (Delincuencia organizada transnacional y su impacto en el sector privado: los batallones escondidos») (Cartwright y Bones, 2017)

En el informe «Delincuencia organizada transnacional y su impacto en el sector privado: los batallones escondidos», los autores analizaron las formas en que seis industrias del sector privado (servicios financieros, tecnología, bienes de consumo y comercio minorista, construcción e inmobiliaria, transporte y logística y recursos naturales) se ven afectadas por la delincuencia organizada. Ha habido pocos intentos de estudiar este fenómeno dentro del sector privado. Sus hallazgos revelaron seis tipos de actividades de delincuencia organizada que afectan materialmente a estas industrias del sector privado o que utilizan dichas industrias para facilitar sus delitos. Las seis formas de delincuencia organizada identificadas son las siguientes:

  • Lavado de dinero
  • Apropiación indebida de activos
  • Falsificación y contrabando
  • Fraude y extorsión
  • Trata de personas
  • Delito cibernético

El análisis resultó en cinco hallazgos clave:

  • La escala y el impacto de la delincuencia organizada en el sector privado son «verdaderamente asombrosos». Los autores señalan que un estimado conservador del valor de la delincuencia organizada en los seis sectores privados considerados en este informe se situó entre los 3,5 y 4,6 billones de dólares en 2015 y 2016, lo que equivale al 7% del PBI mundial.
  • Las industrias del sector privado pueden ser los facilitadores de delitos organizados o los objetivos de dichos delitos organizados. Como se ilustra en el informe, «los delitos se cometen ya sea “contra” las organizaciones del sector privado o “a través de” ellas» (pág. 12). Las industrias más «victimizadas» son las que operan en la construcción y los recursos naturales, que son especialmente susceptibles al robo, al fraude y a la extorsión.
  • El impacto de la delincuencia organizada en el sector privado está aumentando. Si bien se entiende que la delincuencia se ha profesionalizado y ha pasado a ser mucho más discreta y menos visible a lo largo de los años, su repercusión en el sector privado es cada vez mayor. Aunque ha habido un aumento en la regulación contra la delincuencia organizada, la efectividad de estas regulaciones es limitada. Los autores señalan que un estudio encontró que «las incautaciones de lavado de dinero equivalían al 0,2 % de todos los fondos lavados» (pág. 13).
  • El sur global sufre un impacto desproporcionado por estos delitos. Ya sea por medio de talleres de explotación, la trata de personas a efectos de explotación laboral y sexual o la corrupción relacionada con recursos naturales, el sur global se ve afectado de manera desproporcionada por la influencia de la delincuencia organizada en el sector privado. El informe destaca el hecho de que muchas de las principales empresas del sector privado de las que se aprovechan los grupos delictivos organizados en el sur global son administradas y son propiedad de personas y entidades del norte global. De esta manera, «la responsabilidad corporativa, la responsabilidad legal, el impacto en la reputación de los delitos que dañan a las personas y las sociedades en el sur global son costeados por las compañías del norte global» (pág. 14).
  • Las respuestas para abordar estas cuestiones han sido confrontacionales; lo que se necesita es más bien un enfoque colaborativo entre los sectores público y privado. A fin combatir el impacto de la delincuencia organizada transnacional, es necesaria una cooperación significativa entre los sectores público y privado; sin embargo, existen pocos ejemplos exitosos de esto

Según los autores, estas cuestiones requieren atención y acción internacional porque el impacto de dichas actividades delictivas va mucho más allá de las pérdidas financieras del sector privado y, en efecto, «presentan barreras fundamentales para el desarrollo sostenible, tal y como se define en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU».

 
 Siguiente: Extorsión
 Volver al inicio