Este módulo es un recurso para los catedráticos
Cuestiones clave
Las empresas son personas jurídicas y, al igual que los seres humanos, están sujetas a escrutinio moral. Por lo tanto, desde una perspectiva ética, sus actividades deben ir más allá del cumplimiento legal y tener legitimidad ante la comunidad. Esa legitimidad es la base de la licencia social para operar la empresa, y debe ganarse y refrendarse todos los días. Este es el contexto global de los temas de integridad y ética empresarial analizados en este módulo.
Cabe señalar desde el principio que el concepto de integridad y ética empresarial, tal y como se utiliza en este módulo, se refiere a la aplicación de la ética a nivel organizativo en la empresa. Otros niveles en los que se puede aplicar la ética en un entorno empresarial son: sistémico, de industria, organizacional e individual. Los distintos niveles se pueden conceptualizar de la siguiente manera:
- El nivel sistémico es el más alto y responde a la pregunta: ¿Cuál es el sistema más ético? Este nivel involucra discusiones ideológicas como la distinción entre socialismo y capitalismo. En años recientes el nivel sistémico ha adquirido más matices y hay distintos puntos de vista sobre la intervención gubernamental. Por ejemplo, en la crisis financiera mundial de 2008, algunos partidarios del libre mercado abogaron por que los gobiernos rescataran a instituciones financieras de gran tamaño.
- El nivel de industria aborda principalmente cuestiones sobre sectores que son éticamente polémicos, como el tabaco, el alcohol y el juego, pero este nivel se ha ampliado y ahora aborda sectores que antes se consideraban poco polémicos, por ejemplo, la comida rápida, la moda y los servicios financieros.
- El nivel organizacional plantea la pregunta: ¿Cómo se comporta la empresa? Este es el nivel donde se aplican conceptos como la integridad y la ética empresarial y donde se analizará el papel de la junta directiva y la alta gerencia de la empresa.
- El nivel individual aborda el comportamiento al nivel de los empleados individuales. La posibilidad de que una persona actue en forma no ética—como cuando se solicitan reembolsos ilegítimos de gastos o cuando se maltrata a un colega—siempre esta presente, incluso en empresas y rubros empresariales conocidas por el carácter ético de sus quehaceres.
Los dos últimos niveles están directamente relacionados y se refuerzan mutuamente: Cuando una empresa actúa éticamente, fomenta una cultura de integridad que motiva a sus empleados a actuar éticamente a nivel individual. Por ejemplo, es probable que una empresa que tiene tolerancia cero para la obtención de contratos por medio de sobornos y capacita a sus empleados sobre cómo aplicarla incluso en situaciones difíciles, tenga empleados a quienes les resulte mas facil ser éticos que a empleados en lugares de trabajo donde el comportamiento etico no es priorizado. Y es probable que el comportamiento de empleados en tales empresas tienda a manifestarse en otras esferas, como en el hogar y en la sociedad en general. Esto también funciona al revés: los empleados sin ética que hacen negocios antiéticos afectan negativamente la cultura organizacional, e impulsan prácticas antiéticas. Paine (1994, pág. 106) profundiza sobre la relación entre la ética organizacional y la individual en las empresas:
Pocas veces se explica las faltas corporativas a través de los defectos de carácter de un agente solitario. Es más común que las prácticas comerciales antiéticas impliquen la cooperación tácita, o hasta explícita, de otras personas, y que reflejen los valores, actitudes, creencias, el lenguaje y los patrones de comportamiento que definen la cultura operativa de una organización. La ética, por lo tanto, es tanto una cuestión organizacional como personal. Los gerentes que no ofrecen un liderazgo adecuado y que no establecen sistemas que propicien la conducta ética comparten la responsabilidad con aquellos que conciben, ejecutan y se benefician deliberadamente de las deslealtades corporativas.
En este contexto, es importante tener en cuenta que, si bien el módulo aborda la ética al nivel de la organización, la interconexión entre la ética organizacional y la individual es el hilo conductor de las discusiones. Para aclarar aún más a qué nos referimos al decir integridad y ética empresarial, el módulo comienza por analizar principios éticos básicos que deden guiar el quehacer empresarial. Una vez aclarado esto, este módulo presenta un argumento desde el punto de vista comercial en favor de la integridad y la ética empresarial, y luego se analiza la importancia de implementar un programa de integridad y ética en cualquier empresa, independientemente de su tamaño y demás características.
Principios éticos para los negocios
Los escritos del tema se refieren a una variedad de teorías y enfoques para aplicar la ética en el entorno empresarial. Por ejemplo, Elegido (1996) se refiere a seis principios éticos básicos que aplican a las empresas: solidaridad, eficiencia, racionalidad, equidad, abstenerse de perjudicar deliberadamente a los demás y responsabilidad en los roles. Estos principios son definidos de la siguiente manera:
- La Solidaridad se manifiesta cuando uno muestra in interés activo en el bien de los demás y hace que las empresas contribuyan al bien común. Este interés activo podría, por ejemplo, conducir al desarrollo de bienes que realmente sean valiosos para los clientes, en lugar de intentar venderles lo que se pueda, independientemente de si es realmente bueno o no.
- Compañias eficientes usan sus recursos en forma óptima para hacer negocios responsablemente. Algunas maneras de llevarlo a la práctica son evitar el desperdicio de tiempo y otros recursos u ofrecer procesos adecuados de reclutamiento, capacitación y desarrollo a los empleados para que puedan hacer bien su trabajo.
- La racionalidad implica actuar de forma totalmente racional, no basar las decisiones comerciales en caprichos, impulsos o prejuicios o únicamente en las emociones, sino más bien en consideraciones bien analizadas. La racionalidad incluye ser consciente del valor de las emociones y los sentimientos, pero tomarlos en cuenta en una forma que permita tomar decisiones objetivas.
- El principio de equidad exige que se trate a los demás como quisiéramos que nos trataran a nosotros, es decir, evitar formas de parcialidad, como el favoritismo, en la toma de decisiones, en los ascensos, en los sistemas de remuneración y en la contratación. La empresa no debe vender productos o servicios basados en declaraciones engañosas, ya que tampoco les gustaría que las engañaran a ellas.
- Abstenerse de perjudicar deliberadamente a los demás implica tomar plena conciencia de las consecuencias de las acciones propuestas en las transacciones y eventos comerciales. Si las consecuencias son evidentemente perjudiciales, por ejemplo, la venta de medicamentos caducados, no se debe llevar a cabo la acción. Si el daño es tan solo un efecto colateral imprevisto de un efecto positivo intencional, la empresa puede tener justificación para la acción, si el efecto dañino es compensado por el efecto positivo, si no hay alternativas razonables y si se mitiga el daño tanto como sea posible. A esto a veces se le conoce como el principio del doble efecto.
- Ejercer cargos en empresas viene con responsabilidades que no son iguales ante todas las partes interesadas. Por ejemplo, después de cumplir con todos los principios mencionados arriba, la empresa tiene que garantizar retornos razonables para sus accionistas antes de aportar beneficios para mejorar la sociedad.
Este último principio ha sido cuestionado por otro enfoque de la ética empresarial basado en la teoría de las partes interesadas. De acuerdo con la teoría de las partes interesadas, el objetivo de una empresa es crear valor no solo para los accionistas, sino también para distintos tipos de partes interesadas, como sus clientes, proveedores, empleados y comunidades. Esta teoría sugiere que la integridad y la ética empresarial requieren un enfoque integral que tome en cuenta a las partes interesadas que podrían no tener un efecto económico directo sobre la empresa, por ejemplo, los familiares de los empleados que podrían verse afectados si la empresa invade su privacidad. Algunos académicos han explorado el objetivo de las empresas en general y lo han conceptualizado como valor compartido (Porter y Kramer, 2011) o como valor colectivo (Donaldson y Walsh, 2015). Dichos aportes retoman de manera distinta la teoría de las partes interesadas.
Una de las metas de la ética organizacional es ayudar a constituir una cultura de integridad en el lugar de trabajo. Cuando una empresa actúa de manera ética, fomenta una cultura de integridad que motiva individualmente a los empleados a actuar de manera ética. Esto contribuye a que los empleados tengan una vida plena y, en última instancia, a que la sociedad viva mejor. Para materializar dicha cultura, la empresa puede recurrir al modelado, la tutoría y otras actividades que promueven la integridad, así como la aplicación de códigos, normas y reglamentos éticos. En particular, para permitir una cultura de integridad y para mostrarles a los empleados que la empresa está dispuesta a "hacer lo que dice", la empresa debe garantizar que sus sistemas de gestión del rendimiento y de gratificación no contradigan ni menoscaben sus valores fundamentales. Si bien no existe un modelo que aplique a todos los casos, todas las empresas deberían implementar un programa de ética e integridad empresarial que vaya más allá del cumplimiento de las normas y las regulaciones, y que propicie una cultura de integridad. La médula de dicho programa debe ser tener valores éticos fuertes, y esos valores deben ser identificados y desarrollados cuidadosamente. El comportamiento ético debe incorporarse a todas las operaciones cotidianas y ser transmitido en todas las interacciones con las partes interesadas.
Importancia de la integridad y la ética para los negocios
Las decisiones individuales y corporativas de los profesionales de negocios afectan a la comunidad en general: a las familias, la organización, el distrito o pueblo, la sociedad y, ultimamente, al mundo. Estas decisiones también afectan a los mismos profesionales. Como lo muestran las investigaciones sobre ética del comportamiento, cuando una persona hace o intenta hacer algo que daña a los demás, se menoscaba el respeto de esa persona por la naturaleza humana. Al negarle el respeto a otra persona, esta persona, a menudo sin darse cuenta, reduce el respeto por sí mismo y su integridad, lo cual aumenta las posibilidades de que la persona que causó el daño siga causando daño. La explicación psicológica de esta situación es que después de una primera acción antiética, la integridad de la persona se debilita, lo cual disminuye su resistencia a otras acciones antiéticas, a menos que esta dinámica sea interrumpa por alguna intervención interna o externa (Welsh, Ordonez, Snyder y Christian, 2015). Del mismo modo, una vez que una empresa paga un soborno, suele esperarse que lo vuelva a hacer, de modo que entra en un círculo vicioso que es difícil de romper. Después de un tiempo, tanto los empleados antiguos como los nuevos ven esta práctica negativa como lo normal. Para obtener más información sobre la ética del comportamiento, consulte el módulo 6 de Integridad y Ética (Desafíos para una vida ética) y el módulo 8 (Ética conductual).
Esto se podría ilustrar con un ejemplo. Un vendedor de una compañía farmacéutica transnacional le pidió a un médico que recete los medicamentos producidos por la compañía, en lugar de un medicamento genérico que tiene los mismos ingredientes y es más barato. Al vendedor no le importa que esto pueda causarles dificultades a los pacientes que no tengan mucho dinero. El vendedor convence al médico ofreciéndole un viaje a una conferencia médica con en un sitio turístico en el extranjero todos los gastos pagados. El doctor acepta el trato. Ambos pasan por alto el requisito ético de tratar al paciente de manera justa. Si no les preocupa el paciente, esto quiere decir que es un ser humano el que no les importa y, a final de cuentas, tampoco les importarán tanto los seres humanos en general como antes de tomar esta decisión antiética. Por lo tanto, les va a resultar más fácil hacerle lo mismo a otro paciente. El paciente es perjudicado directamente al ser engañado para que pague más por la atención médica, por confiar en el médico. Por haber pagado esa costosa cuenta médica, el paciente no puede pagar la colegiatura de sus tres hijos. Por lo tanto, el daño directo sufrido por el paciente causó un daño indirecto a los niños. A la larga, esto afecta a toda la comunidad.
Argumento comercial en favor de un camino de integridad y ética
El comportamiento antiético constituye un riesgo comercial y puede generar grandes costos a nivel organizacional. Algunos de ellos son:
- Sanciones legales como multas, indemnizaciones, embargos e incluso penas de prisión
- Consecuencias comerciales, como la cancelación de relaciones comerciales y la inclusión en listas negras (exclusión de oportunidades futuras)
- Daños a la reputación de la marca
- Niveles más bajos de satisfacción y retención de los empleados
- Aumento de conductas antiéticas de los empleados que dañan directamente a la empresa, como malversación de fondos, uso incorrecto del tiempo y los recursos, violaciones de la confidencialidad
- Ausentismo
- Menor retención de clientes y reducción de la lealtad
- Riesgo de reacciones negativas de la comunidad en la que opera
Las prácticas comerciales éticas, por otro lado, pueden traer ventajas comerciales tangibles como el acceso a oportunidades, la asignación de condiciones preferenciales (por ejemplo, el ingreso a listas blancas de proveedores que promueven la integridad), mayor acceso al mercado, mejor reputación y mayor lealtad de los clientes, y un mayor atractivo para empleados con talento. Además, la igualdad de condiciones y la competencia leal crean un entorno propicio para la innovación en la industria, lo cual es bueno tanto para la empresa como para sus clientes y, por lo tanto, puede beneficiar a toda la sociedad. Las prácticas empresariales éticas también atraen a otras empresas y conducen a alianzas comerciales que crean un mayor valor para ambas partes. Con el tiempo, esto puede aumentar la rentabilidad de la empresa. Se debe tener en cuenta que los factores como una propuesta de valor débil, un entorno económico difícil, la mala comercialización y la incompetencia técnica pueden llevar a cualquier empresa a la quiebra, independientemente de su enfoque ético.
El siguiente ejemplo ilustra el argumento comercial en favor de la ética. El médico del ejemplo anterior trabaja en un hospital cuyos valores, tal y como lo declara la gerencia, incluyen la honestidad y el cuidado. Todo el personal médico ha sido capacitado para reconocer situaciones en las que exista una posible falta de honestidad y cuidado y se les motiva a mostrar estos valores, incluso cuando se sientan tentados a no hacerlo. El hospital también cuenta con un manual para empleados y una política de regalos que ofrecen lineamientos claros sobre las cortesías comerciales de las compañías farmacéuticas y sobre cuál es el límite en cuanto a sobornos. Estas no mencionan específicamente los viajes con todos los gastos pagados, pero el médico sabe que el comportamiento ético va más allá de lo que dice el código. Este médico también ha visto que el comportamiento de la alta gerencia es congruente con estos valores y con el código; en situaciones similares ellos han antepuesto los intereses de los pacientes a sus intereses personales. Habiendo reflexionado sobre todo esto, el médico rechaza la oferta del vendedor, por el deseo de hacer lo mejor para sus pacientes y de tratarlos de manera justa. Este es el estándar de comportamiento que siguen todos los médicos del hospital. Por ello este hospital recibió un premio por ser el hospital con más alto nivel de integridad. Esto atrae mayor financiamiento para el hospital. Llegan más pacientes. Los organizadores de la conferencia en el extranjero se enteran del incidente e invitan al médico, con todos los gastos pagados, a dar una charla en la parte del programa que lleva el tema de la integridad en el sector salud. El hecho de que elijan al médico para hablar en esa prestigiosa conferencia también eleva la reputación del hospital.
Se pueden encontrar otros análisis sobre el "argumento comercial" en favor de la integridad empresarial y la gama de sanciones e incentivos que han sido desarrollados para prevenir y combatir la corrupción en el sector privado en la publicación de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) titulada Guía de recursos sobre medidas estatales para reforzar la integridad empresarial (2013).
Gestión de la ética empresarial: componentes clave de un programa exitoso de integridad y ética
A pesar de sus evidentes beneficios, la integridad y la ética empresarial suelen quedarse fuera de los procesos formales de gestión. En las últimas décadas se ha ejercido más presión sobre las empresas, desde arriba y desde abajo, para que creen programas efectivos de integridad y ética empresarial. Una regulación más estricta exige a las empresas a fortalecer el cumplimiento de las normas y regulaciones y las incentiva a hacerlo. Dos ejemplos bien conocidos son la Ley de los Estados Unidos sobre Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA) y la Ley contra el Soborno del Reino Unido. A nivel internacional, la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción exige que los Estados se aseguren de que el sector privado cumpla con estándares básicos de integridad y ética. Para subrayar la importancia de la ética empresarial en la lucha contra la corrupción, la Conferencia de Estados parte de la Convención adoptó la resolución 5/6 del 29 de noviembre de 2013 (titulada “El sector privado”) y la resolución 6/5, del 6 de noviembre de 2015 (titulada “Declaración de San Petersburgo sobre la promoción de la colaboración público-privada en la prevención y lucha contra la corrupción”). En este contexto, muchas empresas han establecido programas de cumplimiento para garantizar que las operaciones comerciales se lleven a cabo de acuerdo con las normas y los reglamentos.
Al mismo tiempo, las partes interesadas, como los empleados, clientes, accionistas, socios comerciales y la sociedad civil esperan estándares aún más altos de integridad y conducta empresarial ética. Concentrarse solo en las reglas y los reglamentos suele no cumplir estas expectativas de prácticas empresariales éticas más elevadas. Por lo tanto, un programa efectivo de ética e integridad empresarial va más allá del simple cumplimiento y tiene como objetivo fomentar una cultura de integridad. Un programa de este tipo puede incluir medidas internas, externas y colectivas.
Existen diferentes modelos de gestión de las medidas internas que garantizan la integridad y la ética empresarial, pero todos comparten características similares:
- Los líderes y gerentes de la empresa están comprometidos personalmente, son convincentes y están dispuestos a actuar de acuerdo con los valores que defienden ("el ejemplo de los superiores").
- Los valores y compromisos rectores tienen sentido y son transmitidos claramente, por ejemplo, están escritos en un código de conducta o un código de ética.
- Las medidas internas están basadas en una evaluación de riesgos para gastar los recursos limitados de la manera más efectiva posible.
- Se incorporan los valores a las actividades cotidianas, y se ofrecen recursos prácticos y capacitaciones para orientar a los empleados incluso en situaciones difíciles y áreas grises.
- Se establece un sistema de control interno y existen canales para denunciar irregularidades.
- El programa de integridad y ética empresarial es entendido como un proceso continuo de aprendizaje, y las medidas son supervisadas y revisadas de forma periódica. Para ofrecer una instrucción contínua se pueden utilizar recursos que están disponibles de manera gratuita, como la herramienta de e-learning en video desarrollada conjuntamente por UNODC y el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (que es el tema del ejercicio previo a la clase de este módulo.
Las empresas no solo deben reforzar las medidas internas para la integridad y ética empresarial, sino también las medidas externas, por ejemplo, aquellas relacionadas con sus socios comerciales y sus cadenas de suministro. La percepción del público no se enfoca únicamente en el proveedor, sino también en las empresas que los contratan. Además de garantizar el cumplimiento de las normativas nacionales e internacionales, las empresas deben adoptar un enfoque proactivo de responsabilidad corporativa con respecto a prácticas comerciales sostenibles para fortalecer la integridad y ética empresarial en sus cadenas de suministro.
Por último, también pueden participar en medidas colectivas, como compartir experiencias en grupos de trabajo o unirse a iniciativas como el Pacto Mundial de las Naciones Unidas (UNGC). En entornos en los que prevalezcan las prácticas antiéticas, podrían recurrir a la acción colectiva para intentar cambiar el estatus quo. Por ejemplo, podrían hacer que los reguladores intervengan o establezcan normas en áreas como las cadenas de suministro.
Las empresas pueden requerir distintos enfoques para administrar sus programas de integridad y ética dependiendo de sus características de tamaño, estatus legal y complejidad. No existe un modelo que aplique a todos los casos, pero los principios subyacentes aplican tanto a las empresas grandes como a las pequeñas, incluyendo los emprendimientos en fase inicial. Por ejemplo, en una empresa grande, el ejemplo de los superiores puede ser un video en la página web o una postal con una cita de un representante de la alta gerencia. En un negocio más pequeño manejado por su propietario, puede ser conveniente tener conversaciones personales con los empleados sobre la importancia de la integridad como un valor central de la empresa. También se destaca que, si bien este último podría no tener necesidad de redactar un código de ética complejo (aunque eso podría cambiar cuando la empresa crezca), las transnacionales tienen que considerar cuál será la mejor manera de expresar los mismos valores en distintos contextos y las regulaciones de cada país, de las que sus empleados tienen que estar al tanto. La transnacional también tiene que evaluar los riesgos del comportamiento antiético en los distintos entornos en los que opera para elegir controles apropiados. Las empresas transnacionales también suelen enfrentarse con el problema de la relevancia cultural o regional. ¿Deben tener un solo código para todos los países en los que opera, o debería tener varios códigos que tomen en cuenta los distintos contextos? La solución más elegante es tener un código global que ofrezca orientación de alto nivel sobre los valores de la empresa, respaldado por directrices nacionales que brinden cierto nivel de flexibilidad, pero sin contradecir los valores globales.
Desarrollar un programa exitoso de integridad y ética en una empresa exige trabajar en paralelo sobre el tema de la integridad (reforzando la prevención) y el del cumplimiento (incluyendo las sanciones). El área de la integridad comprende iniciativas que ayudan a las personas de la empresa a desarrollar la sensibilidad ética y la capacidad del razonamiento moral y a reducir la racionalización de las conductas antiéticas. Entre los pasos necesarios en esta área está el tener un buen ejemplo por parte de la alta gerencia, el transmitir claramente los valores centrales, ofrecer capacitación sobre aptitudes para la toma de decisiones éticas y alinear los sistemas de reclutamiento, gestión del desempeño y remuneración con los valores centrales. La dimensión del cumplimiento, por el contrario, comprende iniciativas que ayuden a crear un entorno que respalde la práctica de la ética y la integridad. Estos incluyen el identificar y evitar situaciones que pueden provocar un comportamiento antiético e implementar controles y sanciones por las conductas antiéticas. Los procedimientos, procesos, políticas y códigos de conducta desempeñan un papel clave en la dimensión del cumplimiento. Estas ideas aplican a cualquier empresa, independientemente de su tamaño, estatus legal, complejidad y de los riesgos/oportunidades relacionados con sus actividades.
Reconociendo esto a nivel internacional, UNODC desarrolló una publicación llamada Programa anticorrupción de ética y cumplimiento para las empresas: Guía práctica, que brinda asesoría a las empresas sobre cómo poner en práctica estándares más elevados de integridad (2013). La guía se enfoca en elementos básicos que deben abordar las empresas, con un énfasis particular en los desafíos y oportunidades para las pequeñas y medianas empresas. La guía retoma la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción y otros instrumentos internacionales y regionales que ofrecen orientación a las empresas sobre cómo mantener estándares más elevados de integridad y cómo ser buenos ciudadanos corporativos.
Otras iniciativas internacionales que brindan orientación sobre la ética empresarial son la Iniciativa de la Asociación contra la Corrupción (PACI) del Foro Económico Mundial, el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, los Principios empresariales para contrarrestar el Soborno de Transparencia Internacional, los Principios de Gobierno corporativo de la OCDE y del G20 y la Iniciativa CleanGovBiz de la OCDE.
Códigos de ética y códigos de conducta
Una forma importante de apoyar un camino de integridad y ética, como se mencionó anteriormente, es tener un código de ética o un código de conducta (o ambos) que sean efectivos. En teoría existen algunas diferencias entre estos dos tipos de códigos, aunque en la práctica suelen ser muy similares. En teoría, los códigos de ética se basan más en valores, y hacen hincapié en fomentar y respaldar las conductas éticas con base en valores corporativos, mientras que los códigos de conducta están basados más en el cumplimiento, y se enfocan en guías prácticas y sanciones en caso de violaciones. Sin embargo, en la práctica, ambos tipos de códigos suelen incluir una mezcla de disposiciones basadas en valores y disposiciones basadas en reglas.
Uno esperaría que cualquier empresa tuviera una mezcla de políticas basadas en la integridad y políticas basadas en el cumplimiento, y por lo tanto el código debería reflejar las dos dimensiones discutidas anteriormente. Por ejemplo, los distintos componentes del código deben estar alineados con los valores centrales de la empresa y con principios éticos básicos, de modo que fomenten el comportamiento ético a nivel individual. El código debe ser claro y conciso para que las personas entiendan fácilmente su contenido. El código también debe ser accesible y visualmente atractivo. Debe contener ejemplos y estar disponible en distintos formatos.
Los elementos prácticos de los códigos ofrecen la posibilidad de vislumbrar la cultura de la empresa. Deben incluir el ejemplo de los superiores, los principales riesgos éticos y regulatorios identificados por la empresa, información sobre los sistemas de denuncia de irregularidades y el compromiso de la empresa con que no existan represalias por denunciar, enfocarse en las interfaces externas, ofrecer orientaciones claras y útiles para que el personal tome decisiones cuando se enfrente a un dilema práctico y deben ofrecer acceso a fuentes más específicas para mayor orientación.
El proceso de desarrollar un código podría implicar la creación de un comité para llevar a cabo el proyecto; entrevistas y consultas con personas clave de la empresa; investigación sobre el contenido que suelen tener los códigos y ejemplos de códigos de otras empresas similares; redacción; consulta con expertos externos; aprobación de la junta directiva; plan de aplicación; y un plan de revisión.
Cada una de las partes interesadas de la empresa aplica el principio de integridad a través de una óptica distinta. Tomar en cuenta todas esas perspectivas ayuda a preparar un código más completo y más efectivo para la empresa. Por ejemplo, en el caso de un hospital las partes interesadas son sus propietarios (accionistas), los pacientes, el personal, la comunidad en la que fue construido, el gobierno, y sus perspectivas deben ser tomadas en cuenta en la redacción y aplicación del código de conducta. Algunas disposiciones podrían expresar la manera en que la integridad debe ser practicada por el personal y hacia el personal. Otras se ocuparían de cómo se debe practicar la integridad por y hacia los pacientes. En la sección lecturas principales se ofrecen algunos códigos de ejemplo.
Las empresas y el desarrollo sostenible
Las empresas no solo tienen la responsabilidad, sino también el interés de aportar a la sociedad y de hacerla más sostenible. Las Naciones Unidas adoptaron en 2015 los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), que buscan terminar con la pobreza, proteger el planeta y garantizar la prosperidad para todos. Estos 17 objetivos requieren el aporte de todas las partes interesadas, incluyendo al sector privado, y pueden servir como un marco útil para la participación.
Fuente: United Nations
Hay muchas formas en que las empresas pueden contribuir a alcanzar los ODS. Por ejemplo, pueden usar energía más limpia y renovable, pagar salarios justos a sus empleados, garantizar la salud y la seguridad en el lugar de trabajo, usar proveedores locales, pagar impuestos y apoyar el sistema educativo. Algunas empresas promueven la salud como parte de su estrategia de responsabilidad social, mientras que otras manejan sus desechos para reducir la contaminación de las vías navegables o participa en alianzas público-privadas para desarrollar infraestructura pública.
Los ODS apuntan tanto a riesgos como a oportunidades. Si las empresas no forman alianzas con los gobiernos y la sociedad civil para abordar estos problemas, la sostenibilidad del planeta (incluyendo a las operaciones comerciales) estará en riesgo. Pero, al mismo tiempo, estos problemas presentan oportunidades para las empresas que sean innovadoras y emprendedoras. Ofrecer soluciones a los problemas más apremiantes del mundo también puede ser lucrativo.
Otra manera en la que las empresas se pueden comprometer con la sostenibilidad y asumir una responsabilidad compartida por materializar un mundo mejor es unirse al Pacto Global de las Naciones Unidas. El Pacto Global invita a las empresas a hacer negocios de manera responsable alineando sus estrategias y operaciones con diez principios sobre los derechos humanos, las normas laborales, el medio ambiente y la lucha contra la corrupción. Los diez principios del Pacto Global fueron derivados de la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo, la Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, y la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción. El Pacto Global también invita a los gobiernos a emprender acciones estratégicas en pos de objetivos sociales más amplios, como los que reflejan los ODS, con énfasis en la colaboración y la innovación.
Referencias
- Donaldson, Thomas and James P. Walsh (2015). Toward a theory of business. Research in Organizational Behavior, vol. 35, pp. 181-207.
- Elegido, J.M. (1996). Fundamentals of Business Ethics: A Developing World Perspective. Ibadan, Nigeria: Spectrum Books Limited.
-
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2013). Guía de recursos sobre medidas estatales para reforzar la integridad empresarial. New York.
- Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (2013). Programa anticorrupción de ética y cumplimiento para las empresas: Guía Práctica. New York.
- Paine, Lynne S (1994). Managing for organizational integrity. Harvard Business Review (March-April), pp. 106-117.
- Porter, Michael E. and Mark R. Kramer (2011). Creating shared value. Harvard Business Review (January-February).
- United Nations Office on Drugs and Crime (2013). A Resource Guide on State Measures for Strengthening Corporate Integrity . New York.
- United Nations Office on Drugs and Crime (2013). An Anti-Corruption Ethics and Compliance Programme for Business: A Practical Guide . New York.
- Welsh, David T. and others (2015). The slippery slope: how small ethical transgressions pave the way for larger future transgressions. Journal of Applied Psychology, vol. 100, No. 1, pp. 114-127.
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