Este módulo es un recurso para los catedráticos
Términos básicos: género y discriminación de género
Antes de discutir las dimensiones de género de la ética, es importante distinguir los términos género y sexo, que comúnmente se alternan incorrectamente. Mientras que el sexo se define como “las características físicas y biológicas que distinguen a hombres y mujeres” (ONU Mujeres, 2017), el concepto de género se refiere a:
los atributos y oportunidades sociales vinculados con el hecho de ser hombre o mujer y las relaciones entre mujeres y hombres y niñas y niños, así como a las relaciones entre mujeres y entre hombres. Estos atributos, oportunidades y relaciones se construyen socialmente y se aprenden mediante procesos de socialización. Dependen del contexto y el momento, y pueden cambiar. El género determina qué se espera, permite y valora en una mujer o un hombre en un contexto determinado. En la mayoría de las sociedades hay diferencias y desigualdades entre hombres y mujeres en cuanto a las responsabilidades que se les asignan, las actividades que realizan, el acceso a los recursos y el control de éstos, así como las oportunidades de adopción de decisiones. El género es parte del contexto sociocultural más amplio. Otros criterios importantes para el análisis sociocultural incluyen la clase, la raza, el nivel de pobreza, el grupo étnico y la edad. (ONU Mujeres, 2001).
Las mujeres de todo el mundo enfrentan discriminación y otros desafíos en función de su género. El artículo 1 de la CEDAW define la discriminación de género como:
toda distinción, exclusión a restricción basada en el sexo que tenga por objeto o por resultado menoscabar o anular el reconocimiento, goce o ejercicio por la mujer, independientemente de su estado civil, sobre la base de la igualdad del hombre y la mujer, de los derechos humanos y las libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural y civil o en cualquier otra esfera.
Las mujeres son sujetas a sesgos y prejuicios en sus comunidades, en sus propios hogares y en sus lugares de trabajo de varias maneras, desde menor retribución (falta de paridad salarial) y segregación de género hasta el acoso y la agresión sexual. De ahí que la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas se haya designado como el Objetivo 5 de los ODS adoptados por las Naciones Unidas en 2015.
La violencia familiar y doméstica también ha sido destacada como un problema fundamental en muchos países del mundo. Esta forma de tratar a las mujeres es la manifestación de la opresión que enfrentan debido a su identidad de género. Para enfatizar este argumento, Iris Marion Young (2009) explica que la discriminación de género se ve agravada por cinco tipos de opresión experimentados por muchas mujeres: violencia, explotación, marginación, impotencia e imperialismo cultural (Young, 2009).
De manera similar, para comprender plenamente cómo funciona el género en la sociedad es necesario comprender cómo interactúa con otras estructuras de poder como la raza, la clase, el origen étnico, la orientación sexual o la edad. Dicho marco analítico fue presentado y desarrollado por primera vez por la jurista Kimberlé Crenshaw en su artículo seminal "Cartografiando los márgenes: Interseccionalidad, políticas identitarias, y violencia contra las mujeres de color" (1989). El término "interseccionalidad" se usa para describir la consideración de otros factores que influyen en la discriminación de género, en particular la raza, agravando sus efectos. Crenshaw se interesó por la manera en que los activistas de los derechos de las mujeres no siempre tenían en cuenta las cuestiones de raza, ya que la experiencia de discriminación de una mujer negra, por ejemplo, podía ser muy diferente a la de una mujer blanca. En los Estados Unidos, esto se puede ejemplificar fácilmente por la brecha salarial. Si bien las mujeres estadounidenses ganan menos que los hombres estadounidenses, las mujeres afroamericanas e hispanas ganan incluso menos que las mujeres blancas (Temple y Tucker, 2017). Feministas contemporáneas, como Vrushali Patil (2013), han analizado el impacto de la interseccionalidad sobre las jerarquías raciales y culturales más allá de las fronteras. Usar el término "interseccionalidad" nos ayuda a visualizar la forma en que se relacionan categorías como la raza, el género y la clase en vidas concretas, y a comprender las múltiples cadenas de exclusión y violencia a las que están sometidas las mujeres (es decir, las mujeres pueden estar sujetas a varios sistemas de opresión más allá del patriarcado). Para una discusión más extensa del concepto de interseccionalidad, incluyendo un ejercicio de clase, consulte el Módulo 5 (Ética, Diversidad y Pluralismo).
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