Este módulo es un recurso para los catedráticos
Cuestiones clave
Este módulo explora la existencia de valores humanos universales. Todos tenemos un conjunto de valores que salen de nuestros contextos familiares, sociales, culturales, religiosos y políticos, algunos de los cuales corresponden a marcos más "globales" y "universales". El módulo invita a los alumnos a enunciar sus valores y contraponerlos con valores de otros contextos. El objetivo global es demostrar que es posible articular valores universales y, al mismo tiempo, reconocer que dichos estándares siempre están abiertos a ser impugnados. Uno de los objetivos de este módulo es resaltar esta tensión entre la naturaleza universal de los valores, la ética y la moral y los contextos particulares que esos valores, ética y moral crean. Algunos temas importantes que se abordarán serán la ética, la moral, los valores, el relativismo, los derechos y las responsabilidades.
El término "valor" se refiere a algo que una persona o una comunidad considera que tiene una importancia que justifica que sea procurado, promovido o privilegiado. Puede tratarse de una cosa (dinero, comida, arte), un estado mental (paz, seguridad, certeza) o un comportamiento derivado de esas cosas o estados mentales (proteger a los inocentes, decir la verdad, ser creativo).
Un valor no es lo mismo que un deseo. Desear algo significa querer algo sin reflexionar demasiado sobre ese algo; es decir, un deseo podría provenir de un instinto, un impulso o una necesidad física. Un valor puede originarse en un deseo o en una serie de deseos, pero el valor surge después de reflexionar si lo que deseamos es bueno o no. Los filósofos se enfocan en cómo a menudo pasamos de nuestros deseos a nuestros valores concentrándonos en el concepto de lo “bueno”. El filósofo, GE Moore (1873-1958), argumentó que en realidad es imposible definir la palabra "bueno" porque no existe un estándar con el que podamos descubrir lo que significa la bondad. A esta incapacidad para definir términos evaluativos la llamó "la falacia naturalista" porque asume que existe algo en la naturaleza o en la realidad a lo que los los términos evaluativos se refieren. Él argumentó que el bien era una cualidad no naturalista, porque no puede ser verificado por la ciencia (Baldwin, 2010).
Cada individuo valora ciertas cosas, estados mentales o comportamientos según se relacionen con su educación y su contexto social. Cada comunidad privilegia ciertas cosas, ciertos estados y comportamientos como resultado de su ubicación geográfica, su trayectoria histórica o las ideas que considera sus pilares. Sin embargo, afirmar que existen valores universales significa encontrar algo que aplique a todas las personas y todas las comunidades como resultado de nuestra humanidad compartida. Dichos valores universales pueden emerger de investigaciones científicas, de pruebas realizadas en el marco de las ciencias sociales o de la reflexión filosófica. También pueden surgir del estudio de prácticas nefarias, como las prácticas imperialistas, el proselitismo ideológico y religioso o la explotación económica, y de la forma en que tales prácticas son juzgadas como tal por la gran mayoría de las personas. También se debe notar que explorar los valores universales requiere que prestemos atención no solo a los valores en sí mismos, sino también a la forma en que han sido consagrados en el orden mundial actual.
Los valores son el tema de la investigación ética. A veces los términos ética, moral y valores son amalgamados y es común que estos términos sean usados indistintamente, pero los filósofos a veces los distinguen de la siguiente manera: Los valores y la moral están estrechamente relacionados, aunque la moral y la moralidad, según la mayoría de los filósofos, son resultado del raciocinio, mientras que los valores pueden surgir de contextos sociales, de predisposiciones emocionales o del raciocinio. Como se señaló anteriormente, los valores son algo distinto a los deseos, porque el primero es algo que queremos después de reflexionar si realmente es algo bueno. La ética, por otro lado, es el estudio de la moral, incluyendo sus orígenes, sus usos, sus justificaciones y sus relaciones.
Se han hecho esfuerzos para enunciar valores humanos universales. El profesor Hans Kung, un teólogo católico que enseña en la Universidad de Tubingen de Alemania, ayudó a crear un Parlamento de las Religiones del Mundo que emitió una Declaración hacia una ética mundial. El líder espiritual hindú Sri Ravi Shankar también emitió una Declaracion Universal de Valores Humanos. Ambos documentos se enfocan en los valores y comparten mucho terreno en común. ¿Cómo podemos encontrar valores universales? Hay muchas maneras de indagar la existencia de dichos valores. Esos enfoques podrían tal vez ser organizados en tres categorías amplias: la científica, la histórica y la dialéctica. Estas categorías pueden ser representadas por tres filósofos diferentes: Aristóteles, Mencio y Jürgen Habermas.
Aristóteles (384-322 A.C.) es considerado uno de los tres grandes filósofos de la antigua Grecia. Siendo un joven se trasladó de Macedonia a Atenas, donde se hizo discípulo de Platón, otro de los grandes filósofos (428-348 A.C.), que a su vez era un discipulo de Sócrates (470-399 A.C.), que es quizás el filósofo griego más grande de la antigüedad. Sócrates no dejó nada escrito, pero interrogó a la gente de Atenas sobre lo que valoraban. En esas indagaciones a menudo plantea más preguntas que respuestas, señalando él que las tradiciones establecidas no necesariamente reflejan lo que es bueno para el sujeto humano.
Platón, que escribió muchos diálogos usando a Sócrates como su personaje principal, argumentó que la ética y los valores deben entenderse a través de la idea de las virtudes, que son disposiciones o habitos de conducta para actuar de manera correcta. Por ejemplo, ser un buen capitán significa tener los habitos de conducta que le permitan navegar effectivamente.. Sin embargo, cuando se trata de valores universales, de lo que estamos hablando es de lo que significa ser un buen ser humano, no solo un buen navegante. Las virtudes de las que hablan los filosofos griegos recien discutidos son habitos de conducta que les permite a los seres humanos navegar los mares de la vida en forma expresiva de valores universales.
Aristóteles retomó la idea principal de las virtudes de Platón y trató de fundamentarla en observaciones empíricas; es decir, asumió un enfoque científico para descubrir lo que es bueno y lo que es un valor universal. Lo hizo comparando personas con otros animales no humanos y comparando distintas comunidades políticas. Entonces, para Aristóteles, para entender la virtud del sujeto humano se tienen que descubrir las actividades que hacen las mejores personas desde el punto de vista etico y que les dan felicidad.
Él argumentó que hay dos actividades que diferencian a los seres humanos de los demás animales: los humanos piensan y los humanos viven en comunidades políticas. Sabemos que otros animales, como algunos primates y los delfines, tienen cierta capacidad de reflexión crítica. Y sabemos que otros animales, como los primates, los delfines e incluso las hormigas, viven en lo que parece ser comunidades políticas organizadas. Pero ningún otro animal usa un idioma, que les da a los humanos la capacidad de reflexionar críticamente sobre lo que piensan y lo que hacen. La palabra griega logos significa tanto lenguaje como razón, y es esa palabra la que le da a Aristóteles la clave para encontrar el bien y el valor para el sujeto humano. Los humanos se definen por la combinación de estos dos conjuntos de actividades. Aristóteles concluyó que la mejor persona posible es aquella que se involucra en dos tipos de actividad: la reflexión crítica y la actividad política. Al primer conjunto de actividades los llamó las virtudes intelectuales y al segundo las virtudes prácticas.
Aristóteles creía que la gente necesita ser educada en las virtudes. Las personas pueden desear muchas cosas que creen que las harán felices, como riqueza, comida, bebida, sexo o poder. Cada una es importante, según Aristóteles, pero reflexionando, todas deben ser disfrutadas equilibradamente para ser valoradas auténticamente. Solo usando nuestro raciocinio para pensar y crear una comunidad en la que se fomenta el pensamiento y se valora la educación, pueden florecer los valores universales (Shields, 2016).
Un segundo enfoque para descubrir valores universales es enfocarse en la historia y la tradición. El filósofo chino Mencio (372-289 A.C.) vivió aproximadamente en la misma época que Aristóteles. Así como Aristóteles fue un discípulo de Platón que estudió con Sócrates, Mencio fue discípulo del gran filósofo chino Confucio (551-47 A.C.). Algunas personas creen que Mencio estudió con el nieto de Confucio, aunque otras personas lo niegan. A Mencio a veces se le conoce como "segundo sabio de la doctrina de Confucio", ya que desarrolló e hizo importantes mejoras a las ideas de Confucio.
Confucio, que es quizá el filósofo chino más famoso, abogó por una teoría moral basada en las virtudes. En particular consideraba una virtud como la más importante; ren, o la benevolencia hacia los demás. Pero esta compasión no estaba dirigida a todas las personas, sino a ciertas personas dentro de ciertos sistemas sociales, comenzando con la familia. Esto quiere decir que ser una buena persona significa entender tu lugar en la sociedad y comprender las tradiciones y reglas que emanan de ese lugar. Un principio central de Confucio es el respeto por los mayores, un respeto que se transpone más adelante como el respeto hacia los líderes de una sociedad. Estas relaciones son el enfoque del pensamiento ético y político de Confucio.
Igual que la Grecia de Aristóteles, la cultura en la que vivió Mencio tenía estructuras sociales, culturales y políticas bien desarrolladas. La antigua China era un sistema político floreciente, aunque no exento de problemas. Mencio vivió en el periodo de la historia china conocido a veces como el “período de los reinos combatientes", cuando había una gran cantidad de conflictos dinásticos y políticos. Al igual que Aristóteles, Mencio nació en un lugar (la actual Zhoucheng, una ciudad del oriente de China) y se fue mudando, incluso trabajó durante un tiempo como oficial del gobierno en Qi. En esta función asesoró al gobierno para que invadiera otra provincia, Yan, lo cual se llevó a cabo, aunque Mencio renunció porque el gobernante no quiso implementar los cambios que propuso.
Mencio adaptó las enseñanzas de Confucio, y propuso cuatro virtudes: benevolencia, rectitud, propiedad y sabiduría. En conjunto, estas virtudes extienden la virtud central de la benevolencia que propuso Confucio, y arrojan una teoría moral más completa y más amplia. Pero, al igual que Confucio, Mencio creía que la familia y la sociedad proveen el cimiento de estas virtudes. Para encontrarlas, tenemos que comprender nuestro lugar en la sociedad y respetar la tradición. Mencio argumentó que la benevolencia era lo más importante, pero también creía que cultivar la sabiduría para saber exactamente cómo orientar esa benevolencia también era importante. Por ello hacía mucho énfasis en la educación, al igual que Aristóteles (Van Norden, 2017).
Hay algunos paralelismos con Aristóteles en cuanto a lo que consideran valores, pero también hay algunas diferencias importantes. Tanto Aristóteles como Mencio consideran que la reflexión crítica sobre la vida humana es crucial; para Aristóteles esto se traduce en virtudes intelectuales, y para Mencio esto se traduce en la virtud de la sabiduría. Sin embargo, difieren en la importancia que le dan a la política. Para Aristóteles, las virtudes prácticas significan cultivar una vida en la que uno pueda participar directamente en la política; esto tal vez se debe al hecho de que Aristóteles vivió en la Antigua Grecia, que era una democracia. Mencio no insiste tanto en que todos los seres humanos sean actores políticos, aunque él ciertamente participó en la política. Más bien, debido a los contextos sociales y políticos de su mundo, Mencio, al igual que Confucio, insistía más en el respeto a los ancianos y los gobernantes y en reconocer nuestro lugar en la sociedad y la familia. Sin embargo, ambos creían que el sujeto humano florece cuando se le educa.
Comparando a estos dos filósofos podemos ver cómo podemos llegar a las mismas conclusiones sobre los valores universales (el valor de la educación y la sabiduría) y aún estar en desacuerdo sobre otras (el valor de participar directamente en la política o de ser gobernados por gobernantes sabios). También podemos ver cómo los métodos de ambos filósofos difieren en cómo llegan a sus conclusiones; Aristóteles trató de observar el mundo natural, mientras que Mencio observó el contexto social. Existen otros filósofos de distintas culturas que llegan a conclusiones similares. Por ejemplo, el filósofo árabe, al-Farabi (872-951) llegó a conclusiones parecidas a las de Aristóteles sobre la relación del mundo natural con la ética.
En el mundo interconectado de hoy en día, hay otra forma de buscar valores universales, que podríamos llamar la dialéctica. Este método implica participar en debates y diálogos con personas provenientes de otras perspectivas con el fin de llegar a un consenso. Un filósofo moderno que defiende este enfoque es el alemán Jürgen Habermas (1929-). En sus inicios, Habermas fue marxista, pero se alejó del marxismo estricto y adoptó una teoría crítica más matizada. El interactuar con un grupo de filósofos que vivía en Frankfurt lo llevó a ser asociado con la Escuela de Frankfurt, que buscaba combinar la reflexión crítica sobre cuestiones sociales y económicas con una apreciación de los principios democráticos.
Habermas propuso lo que llamó "una situación ideal de habla" como una forma de captar la manera en que se produjo el diálogo ético y político. Este es un enfoque imaginario para dialogar sobre cuestiones complejas en la que todas las personas tienen la misma capacidad para discutir y debatir sus posiciones. El objetivo de esa situación es llegar a un consenso que haga que la comunidad avance en sus ideas y valores. Habermas ha escrito que las democracias modernas pueden cristalizar este enfoque combinando la función de los legisladores y los jueces; las legislaturas ofrecen un foro para debatir la redacción de leyes, mientras que las judicaturas ofrecen un foro para debatir desacuerdos jurídicos. También argumentó que la Unión Europea ofrece un ejemplo de cómo podría diseñarse un orden internacional que conduzca a los estados y sus pueblos a interactuar pacíficamente para promover ciertos valores.
Este método difiere tanto del científico como del histórico. En lugar de recurrir a la observación científica abstracta o al respeto por las tradiciones históricas, el enfoque dialéctico apunta a la creación de foros en los que se puedan ventilar desacuerdos y puntos de vista políticos distintos para llegar a un consenso. Detrás de esto está la premisa de que existen valores universales, pero que solo pueden emerger si se encuentra el espacio para debatir las diferencias. Además, existe la necesidad de recrear continuamente esos espacios para garantizar que se puedan resolver los desacuerdos futuros (Bohman y Reig, 2017).
Un ejemplo de cómo podría funcionar el modelo de consenso está en la forma en que se creó la Declaración Universal de Derechos Humanos (DUDH). Los derechos no son lo mismo que los valores, ya que expresan un ideal normativo particular que surgió del liberalismo. Sin embargo, por debajo de la DUDH hay valores importantes, como la seguridad humana, la libertad de expresión y la igualdad. Estos valores podrían expresarse en un lenguaje distinto a los derechos, pero representan algo cercano a un cuerpo de valores universales.
Y más importante, el proceso que trajo la UDHR a la vida refleja el modelo de consenso descrito anteriormente. La DUDH fue proclamada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en París el 10 de diciembre de 1948. La idea de hacer ese documento fue propuesta en la Asamblea General en 1946. El Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC), uno de los seis órganos principales de las Naciones Unidas establecidos por la Carta de las Naciones Unidas de 1946, se encargó de desarrollar el documento y para ello creó un comité de redacción presidido por Eleanor Roosevelt. El comité de redacción incluía a personas de todo el mundo, representantes de creencias políticas, religiosas e ideológicas muy diferentes. La labor de redacción fue apoyada por una comisión internacional organizada por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que publicó un libro con 20 ensayos escritos por líderes intelectuales de todo el mundo sobre si existían o no derechos compartidos. El libro incluyó aportes de algunas de las figuras religiosas y filosóficas más célebres de la época, entre ellos Mahatma Gandhi. Siendo uno de los participantes, el filósofo católico francés Jacques Maritain declaró con respecto a las deliberaciones de la Comisión:
Se cuenta que en una de las reuniones de una Comisión Nacional de la UNESCO en la que se discutieron los derechos humanos, alguien expresó asombro de que ciertos defensores de ideologías violentamente contrapuestas hubieran estado de acuerdo sobre esa lista de derechos. Sí, dijeron, estamos de acuerdo sobre esos derechos, pero con la condición de que nadie nos pregunte por qué. Ese "por qué" es donde empieza la pelea. (Ackerly, 2017, pág. 135)
La DUDH no es un documento largo, consiste en un preámbulo y 30 artículos. La Declaración no es legalmente vinculante, aunque sí sirvió como base para la redacción de los dos convenios vinculantes sobre derechos humanos que fueron creados en la década de 1960 y que han sido firmados por casi todos los países del mundo. La Declaración se enfoca en los derechos pero también destaca la importancia de la dignidad y el valor del individuo. En la actualidad, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) ha convertido la promoción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos en un elemento central de su trabajo (véase estevideo aquí).
Cabe repetir que los derechos no son lo mismo que los valores. Pero esto nos demuestra es que es posible llegar a un consenso sobre los valores humanos como tema amplio, en este caso expresados en términos de derechos.
El módulo les pide a los alumnos que evalúen la Declaración Universal de Derechos Humanos en relación con sus propias experiencias, a la vez que les explica el contexto del documento, su aplicación actual y su relación con cuestiones más amplias relacionadas con los valores universales. El módulo también invita a los alumnos a criticar la forma en que la Declaración Universal de Derechos Humanos otorga mayor importancia a los derechos que a las responsabilidades, cómo omite cuestiones importantes de relacionadas con la sexualidad y el medio ambiente, y como tal vez no refleja las experiencias de la gente de todo el mundo. Además, al centrarse en la redacción de la Declaración Universal de Derechos Humanos y la participación de gente de todo el mundo, los alumnos pueden identificar, evaluar y poner en práctica valores universales que trascienden sus tradiciones nacionales, culturales y religiosas.
El módulo permite a los alumnos ver la relación entre los valores humanos universales y las realidades sociales y políticas concretas. A menudo dichos valores se debaten sin considerar cómo deben operar en la toma de decisiones en situaciones concretas. Si bien el análisis teórico y la comprensión general son un buen punto de partida, este tipo de analisis viene con el riesgo de que los alumnos no vean claramente como aplicar lo general a situaciones concretas donde ellos pueden participar con el fin de promover valores. Este modulo ofrecerá a los alumnos la oportunidad de ver en forma concreta como un acuerdo sobre los valores exige involucrarse en deliberaciones y saber ceder, una actividad que algunas personas considerarían un ejercicio fundamentalmente político. En procesos de deliberación de este tipo, la práctica nutre los valores y los valores nutren la práctica. Usar la DUDH como una forma de reflexionar acerca de esta intersección entre la práctica y la creación de valor les ofrece a los alumnos una comprensión más práctica de los valores universales y como se manifiestan en contextos particulares.
Al principio del módulo el ponente define algunos de los términos que serán utilizados a lo largo de la discusión.
Con base en esta discusión teórica, los alumnos hacen una representación en la que se les pide que creen una Declaración Universal de Valores Humanos. Aquí tienen que actuar como representantes de distintas tradiciones y tratar de crear un documento como la DUDH. Al hacerlo, también deben reflexionar sobre la diferencia entre los valores y los derechos (algo que se menciona en la conferencia y la discusión previa a esto).
La sección final del módulo resume lo aprendido y lo conecta con el tema global de los valores.
References
- Ackerly, Brooke (2017). Interpreting the political theory in the practice of human rights. Law and Philosophy vol. 36, No. 2.
- Baldwin, Tom (2010). George Edward Moore. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Edward N. Zalta, ed.
- Bohman, James and William Reig (2017). Jürgen Habermas. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Edward N. Zalta, ed.
- Shields, Christopher (2016). Aristotle. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Edward N. Zalta, ed.
- Van Norden, Bryan (2017). Mencius. The Stanford Encyclopedia of Philosophy. Edward N. Zalta, ed.
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