Este módulo es un recurso para los catedráticos
Impactos de la corrupción por género
Correlación versus causalidad
Formas en que la corrupción puede afectar a hombres y mujeres de manera diferente
La corrupción tiende a afectar a las personas de manera diferente en relación con una variedad de factores, incluidos el género, el contexto, la raza, el estatus socioeconómico, las relaciones de poder y la vulnerabilidad. En muchos contextos, se sospecha que la corrupción puede afectar a las mujeres más negativamente que a los hombres. Esto se debe a que los grupos vulnerables son más susceptibles a la corrupción, y las mujeres a menudo son más vulnerables que los hombres (la discriminación y la opresión por motivos de sexo y género son un ejemplo: véase más sobre este tema en el Módulo 9 de la serie de módulos universitarios E4J sobre integridad y ética. Además, en la medida en que algunos grupos de mujeres son más vulnerables que otros, se deduce que es probable que las mujeres más vulnerables se vean más negativamente afectadas por la corrupción que aquellas que son menos vulnerables.
La evidencia generalmente muestra que el impacto de género de la corrupción está relacionado con los roles sociales de género, la desigualdad social y la discriminación. Por lo tanto, las desventajas de las mujeres en muchas áreas de la vida resultan en una mayor vulnerabilidad a la corrupción en comparación con los hombres, que disfrutan de más poder y protección, y un mejor acceso a estrategias compensatorias, incluido el sistema de justicia. La corrupción influye severamente en la medida en que los derechos de las mujeres están garantizados y protegidos. Por ejemplo, las instituciones y los procesos de aplicación de la ley pueden depender solo de evidencia anecdótica, lo que deja margen para la discreción de los funcionarios y por lo tanto, corrupción como la búsqueda de sobornos y la extorsión (Hossain, Musembi and Hughes, 2010). Sin embargo, Sierra y Boehm (2015) reconocen que existen muchos desafíos para desarrollar datos cuantitativos confiables sobre exactamente cómo afecta la corrupción a las mujeres. Para comprender mejor el impacto de la corrupción en las mujeres, es útil distinguir entre actos de corrupción directos e indirectos.
Mujeres como víctimas directas de la corrupción
Tanto los hombres como las mujeres se ven afectados por la corrupción en sus diversas formas. Sin embargo, en los casos en que las mujeres se encuentran en un contexto social, político, organizativo o cultural en el que tienen menos poder en relación con los hombres y son víctimas directas de la corrupción, sus experiencias con la corrupción pueden ser más agudas y sus vías para responder, más limitadas. Por ejemplo, en los casos en que las mujeres son presionadas para pagar sobornos, son a menudo menos capaces de pagar sobornos que los hombres o tienen menos poder y autoridad para resistir la presión. Las instituciones corruptas de justicia penal pueden exacerbar aún más el problema, haciendo que las mujeres no puedan denunciar casos de soborno o buscar ayuda para la victimización. En tales casos, las mujeres pueden quedar directamente excluidas de servicios cruciales como la atención médica y la educación porque no tienen los fondos para pagar sobornos.
Uno de los principales riesgos de corrupción que afecta directamente a las mujeres y las niñas es la corrupción sexual. Según Lindberg y Stensöta (2018), la corrupción sexual implica usar el sexo y el cuerpo humano como moneda de corrupción. Este concepto es consistente con la caracterización de la CNUCC de las diferentes formas de corrupción, discutida al comienzo del Módulo. Cuando la CNUCC solicita a los Estados parte que penalicen el soborno, el abuso de funciones y otras formas de corrupción, la Convención se refiere a los beneficios involucrados en la transacción corrupta como "ventaja indebida". La ventaja indebida está destinada a aplicarse de la manera más amplia posible, incluso en los casos en que se ofrecen artículos intangibles o beneficios no pecuniarios (como favores sexuales) en la medida en que crean o pueden crear un sentido de obligación entre las partes involucradas.
Cuando la corrupción sexual es coercitiva, a veces se llama extorsión sexual o sextorsión (véase, por ejemplo, esta publicación). De manera similar la IAWJ se refiere a la corrupción sexual corrupción como extorsión sexual. Pero el término extorsión sexual o sextorsión también se ha utilizado de manera diferente en diferentes contextos. Por ejemplo, como se señala en el Módulo 12 de la serie de módulos universitarios E4J sobre ciberdelito, la extorsión sexual puede asociarse con una forma de acoso cibernético que ocurre cuando un perpetrador amenaza con difundir... [imágenes y / o videos] sexualmente explícitos de la víctima a menos que se cumplan las demandas sexuales y / o se envíen imágenes o videos sexualmente explícitos al perpetrador" (Maras, 2016, p. 255).
Debido a la corrupción en muchos contextos diferentes, las mujeres a menudo se ven obligadas a asegurarse el acceso a los servicios a través del intercambio de servicios sexuales. Por ejemplo, en Canadá, un juez de inmigración masculino responsable de decidir si una mujer de Corea del Sur recibiría la condición de refugiada, la amenazó con negarle su solicitud a menos que hiciera "cosas al margen". En un ejemplo de Tanzania, un empleado de la corte de sexo masculino obligó a sus subordinadas a acostarse con él para ganarse el pago de horas extras. Tras una investigación, se descubrió que el supervisor infectado por el VIH había propagado la infección a todas sus empleadas. Para una discusión adicional de estos dos casos, y otros ejemplos de abuso sexual y corrupción, véase el Documento temático sobre cuestiones de integridad judicial relacionadas con el género de la Red de Integridad Judicial Mundial de UNODC e igualmente este Resumen de U4 . Para una discusión relacionada del Banco Mundial sobre cómo la corrupción afecta a las comunidades vulnerables y empobrecidas, véase aquí. Una conferencia en YouTube titulada When the Bribe Isn’t Money: Gender, Corruption and Sextortion describe la importancia de comprender la corrupción y sus efectos sobre las mujeres más allá de los términos y daños económicos. Es difícil diferenciar los datos sobre las experiencias de corrupción de hombres y mujeres, pero es importante reconocer las vulnerabilidades únicas de las mujeres y cómo dichas vulnerabilidades pueden afectar su experiencia de corrupción.
En los Estados frágiles y en post-conflicto con gobiernos y estados de derecho débiles, la corrupción puede exacerbar los abusos graves de los derechos humanos de las mujeres en forma de violación sexual, violencia y desplazamiento forzado. Los ejemplos de discriminación y corrupción por motivos de género pueden existir en muchas áreas de la sociedad, incluyendo la aplicación de la ley, donde las mujeres pueden tener menos capacidad de presentar quejas sin tener que pagar sobornos o que sus quejas sean tratadas con seriedad. Los casos más extremos también tienen un impacto directo en las mujeres, como las fuerzas policiales corruptas y los funcionarios de aduanas o políticos que facilitan la trata de personas, que a menudo afecta a mujeres y niñas (UNODC, 2017). La corrupción sexual dirigida a las mujeres también puede ocurrir durante los esfuerzos de mantenimiento de la paz y reconstrucción posterior al conflicto Un ejemplo de corrupción directa es evidente en los escándalos de sexo por comida donde las fuerzas de mantenimiento de la paz y los trabajadores de ayuda suministraron alimentos y otros recursos a condición de recibir favores sexuales de mujeres y niños (Hossain, Musembi and Hughes, 2010).
Por último, se ha sugerido que las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de pagar sobornos cuando buscan servicios públicos. Dado su mayor compromiso para asegurar la educación y la salud de la familia, incluida la salud reproductiva, es más probable que las mujeres busquen estos servicios públicos y, por lo tanto, se les pida que paguen sobornos asociados con la búsqueda de esos servicios (Sierra y Boehm, 2015). Sin embargo, las Encuestas que miden la experiencia de corrupción llevadas a cabo por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) en varios países advierten que las experiencias de las mujeres con el soborno son complejas y dependen del contexto. Las encuestas realizadas en Afganistán, los Balcanes occidentales y Nigeria examinaron las experiencias de hombres y mujeres en relación con el soborno por parte de diferentes autoridades gubernamentales. En Afganistán y los Balcanes, las mujeres informaron un mayor riesgo de pagar sobornos cuando estaban en contacto con profesionales de la salud, pero esta tendencia no se identificó en Nigeria (los datos de estas encuestas se incluyen en las diapositivas de PowerPoint en la sección de Herramientas de enseñanza adicionales).
Las diferencias en los resultados de estas encuestas subrayan la importancia de recopilar datos desagregados por sexo para comprender mejor las experiencias de hombres y mujeres en relación con la corrupción y, por lo tanto, poder orientar y adaptar mejor las respuestas. Para hacer esto, las encuestas diseñadas para examinar la corrupción y el género deben desarrollarse y llevarse a cabo cuidadosamente en todo el mundo. Además, las políticas formuladas con base en datos de encuestas deben ser matizadas y responder a la compleja relación entre corrupción, género, cultura, país y contexto. Para obtener más información, véase Manual de Encuestas de Corrupción (UNODC, PNUD y UNODC-INEGI, 2018, pp. 42-44).
Mujeres como víctimas indirectas de la corrupción
Aunque la corrupción no siempre tiene un impacto directo, las mujeres a menudo sufren los efectos indirectos de la corrupción, por al menos tres razones. Primero, la corrupción socava el desarrollo económico y perpetúa o agrava la pobreza. Los hallazgos del Banco Mundial demuestran que la corrupción refuerza y puede empeorar las desigualdades existentes. La corrupción afecta desproporcionadamente a los más vulnerables al aumentar los costos y las barreras asociados a los bienes y servicios básicos, como la atención médica y la educación. Según datos de las Naciones Unidas, la mayoría de los pobres son mujeres y niños (PNUD, 2018). Por lo tanto, es plausible que las mujeres sufran más que los hombres cuando la corrupción obstaculiza el desarrollo. En particular, en los estados frágiles y en post-conflicto que sufren pobreza extrema y corrupción, las mujeres se ven afectadas porque es probable que sean excluidas de la fuerza laboral o de los mercados crediticios, ya sea por ley o en la práctica social. Por lo tanto, la corrupción puede prohibir el acceso a derechos básicos como alimentos, ropa, vivienda, atención médica y educación, y compromete las oportunidades económicas y el bienestar (Stensöta y Wängnerud, 2018).
En segundo lugar, las mujeres, y en particular las mujeres pobres, dependen más que los hombres de los servicios públicos, que a menudo se ven mermados por la corrupción. La corrupción en las adquisiciones y contrataciones públicas, particularmente para los recursos destinados a grupos marginados, generalmente resulta en precios más altos para los servicios o servicios de menor calidad (Goetz y Jenkins, 2005). Dado que las mujeres a menudo tienen ingresos más bajos y menos alternativas para adquirir servicios como atención médica y saneamiento, el impacto relativo de servicios a precios más altos es mayor para ellas que para los hombres. Considere, por ejemplo, mujeres individuales o grupos de mujeres en áreas afectadas por la pobreza en países con conflicto e inestabilidad políticos. Estas mujeres tienen mucho menos posibilidades que los hombres, o las mujeres de países desarrollados, de poder acceder a servicios de salud de alto precio. Esto es consistente con la evidencia de que la corrupción está asociada con mayores tasas de mortalidad femeninas y muerte en el parto. Véase el Informe político de Transparencia Internacional sobre género, igualdad y corrupción de 2014 más detalles.
En tercer lugar, la corrupción en los sistemas políticos perpetúa las desigualdades de género, como la discriminación contra las mujeres con respecto a los recursos, la participación en la política y el acceso a puestos de alto nivel en la administración pública. La corrupción a gran escala también puede socavar y amenazar los derechos de las mujeres en general. Con datos de países europeos, Sundström y Wängnerud (2014) muestran que el nivel de corrupción y la ineficacia del gobierno tienen un efecto significativo y negativo sobre cuántas mujeres son elegidas como concejalas locales. Los organismos de toma de decisiones dominados por hombres pueden perpetuar un ciclo en el que se asignan menos recursos a políticas y programas gubernamentales que benefician a las mujeres o permiten su participación en el gobierno.
El Módulo 8 de la serie de módulos universitarios E4J sobre integridad y ética incluye una discusión sobre las formas en que el contexto de una persona puede influir en su comportamiento. Esto es relevante para la discusión anterior sobre las formas directas e indirectas de corrupción y su impacto en las mujeres.
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