Publicado en mayo de 2018.

Perspectiva regional: África oriental y meridional - añadido en abril de 2020

 

 
 Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Contexto histórico: ¿Por qué Palermo?

 

La Convención contra la Delincuencia Organizada, firmada en Palermo (Italia) en 2000, es también conocida como la Convención de Palermo. Esto plantea la pregunta: ¿por qué Palermo? Esta referencia pretende honrar la memoria del juez Giovanni Falcone.

Nacido en Palermo, el juez Falcone «dedicó su vida a la lucha contra la delincuencia organizada» y «reconoció la importancia de una mayor cooperación internacional» en este esfuerzo (Asamblea General de la ONU, 2017). De hecho, muchos lo describieron como el principal defensor de la lucha contra la mafia en Italia. En abril de 1992, el juez Falcone participó activamente en la primera reunión de la Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal de las Naciones Unidas. Trágicamente, el juez Falcone, junto con su esposa, la jueza Francesca Morvillo, y tres de sus escoltas policiales fueron asesinados por miembros de la mafia siciliana un mes después, el 23 de mayo de 1992. La tragedia ocurrió «cuando sus vehículos pasaron por una alcantarilla en donde los mafiosos habían escondido 500 kilos de explosivos, empaquetados en cilindros de plástico y cubiertos por un colchón» (Schneider y Schneider, 2003).

Poco más de una década después, la Convención de Palermo entró en vigor, lo que significó el compromiso de la comunidad internacional para combatir las mismas fuerzas que el juez Falcone dedicó su vida a combatir. Con motivo del 25 aniversario del asesinato del juez Falcone, la Asamblea General de las Naciones Unidas celebró un debate de alto nivel «para discutir las formas de fortalecer la implementación global de la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional» (Asamblea General de las Naciones Unidas, 2017). La continua labor de lucha contra la delincuencia organizada encarna las mismas palabras del juez Falcone: «La gente va y viene, pero las ideas permanecen. Sus tensiones morales permanecen. Siguen caminando sobre las piernas de los demás»(Schneider y Schneider, 2003; pág. 209).

 
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