Este módulo es un recurso para los catedráticos 

 

Lucha anticorrupción e integración de la perspectiva de género 

 

Las mujeres y las minorías sexuales suelen verse más afectadas por la corrupción porque son más vulnerables, disfrutan de menos protecciones y carecen de oportunidades para crear políticas que puedan contrarrestar sus desventajas. Los impactos diferenciados de la corrupción en individuos de diferentes géneros se pueden encontrar en todas las áreas de la vida pública y solo se pueden abordar adoptando un enfoque holístico, que implica crear igualdad de género en toda la sociedad. Además, como sugiere la discusión, la igualdad de género debería ir más allá de reducir los impactos diferenciados de la corrupción y promover la lucha contra la corrupción en general. 

Esto implica que incorporar la perspectiva de género puede ser un método útil para combatir y prevenir la corrupción. La incorporación de la perspectiva de género es un término general para identificar un trato desigual basado en el género y tomar medidas concretas para corregir esto y garantizar que todos los géneros se beneficien por igual. Su objetivo es integrar una perspectiva de género en cada etapa del proceso de políticas públicas, incluido el diseño, la implementación, el monitoreo y la evaluación. La incorporación de la perspectiva de género busca evaluar cómo las políticas públicas afectan la vida y la posición de mujeres y hombres y abordar los desequilibrios para promover la igualdad de género.  

Abordar el impacto diferenciado a través de las políticas sociales

El papel de las mujeres en las sociedades tradicionales o patriarcales a menudo hace que interactúen con menos frecuencia que los hombres con las organizaciones públicas y privadas y que carezcan de conocimiento sobre sus derechos y protecciones. Por lo tanto, las políticas sociales que llevan a las mujeres al ámbito público y hacen que la información sobre los servicios públicos esté ampliamente disponible pueden ser críticas para reducir los impactos diferenciados de la corrupción en las mujeres. Algunos ejemplos de políticas concretas específicas de género que podrían ayudar a este respecto son:

  • Realización de campañas de información puerta a puerta que entreguen información directamente a las mujeres (por ejemplo, postales Raskin en Indonesia; Iniciativas para la salud en comunidades Rumanas en Rumania; Programas educativos en Camboya)
  • Mejorar la calidad y la entrega de bienes y servicios públicos que las mujeres usan regularmente (especialmente en áreas como la atención médica y el cuidado de niños)
  • Promover la participación activa de las mujeres en la mejora de los servicios públicos (por ejemplo, programas de monitoreo comunitario, como la participación de los padres en los comités de gestión escolar en muchos países. Véase Duflo, Dupas y Kremer, 2015)
  • Crear, de manera más general, políticas sociales con miras a empoderar a las mujeres para que alcancen su potencial, por ejemplo mediante la creación de oportunidades en el mercado laboral

Crear, de manera más general, políticas sociales con miras a empoderar a las mujeres para que alcancen su potencial, por ejemplo mediante la creación de oportunidades en el mercado laboral:

  • Establecer centros de asistencia jurídica que ofrezcan asesoramiento a las mujeres, especialmente a las pertenecientes a minorías y grupos marginados, cuyos derechos se han visto afectados negativamente por la corrupción.
  • Establecer apoyo legal especializado para mujeres y niñas que se ven directamente afectadas por formas extremas de corrupción, como la extorsión sexual. 
  • Proporcionar información confidencial sobre el apoyo legal y psicológico existente para víctimas de abuso en lugares de prestación de servicios (por ejemplo, clínicas locales)
  • Promover marcos jurídicos que apoyen la participación de las mujeres en la vida política (incluidas las mujeres de minorías y grupos marginados).

Aumentar la igualdad de género para prevenir la corrupción

Existe una correlación entre grandes números de mujeres en organizaciones y bajos niveles de corrupción. En este sentido, muchos hacedores de políticas públicas se han centrado en incorporar la perspectiva de género  y en aumentar la igualdad de género en las organizaciones como un mecanismo clave para combatir la corrupción (Dollar, Fisman y Gatti, 2001; Jha y Sarangi, 2018). Particularmente en áreas como el gobierno y la política, los estudios han demostrado que promover a las mujeres a puestos de toma de decisiones podría ayudar a disminuir la corrupción. Un estudio de Eggers, Vivyan y Wagner (2018) encontró que las mujeres en cargos públicos, especialmente políticos, son más renuentes a la mala conducta.  Como resultado de estos hallazgos, la incorporación de la perspectiva de género se ha discutido cada vez más como una herramienta para frenar la corrupción. 

Sin embargo, al considerar el impacto que puede tener la incorporación de la perspectiva de género en la corrupción, es importante apreciar las complejas interrelaciones entre género y corrupción en contextos políticos y culturales. Los reclamos infundados que enfatizan en exceso el rol de las cuotas de género en la disminución de la corrupción pueden ser muy problemáticos. Las siguientes secciones resumen algunos debates sobre cómo la incorporación de la perspectiva de género podría disminuir la corrupción. 

El análisis de datos nacionales sugiere que cuanto mayor sea el número de mujeres en las asambleas electas, menor será el nivel de corrupción de un país. Una relación inversa, sin embargo, también es posible. Es decir, en una organización donde la corrupción es baja, es probable que más mujeres soliciten un puesto de trabajo. Stensöta y Wängnerud (2018, p. 8) demuestran un vínculo entre el número de mujeres en el gobierno y los niveles de corrupción en las democracias. Estos autores sostienen que una mayor participación de las mujeres en cargos de elección puede reducir la corrupción, no solo porque las mujeres son más adversas al riesgo, sino también por su agenda política distinta, es decir, priorizan el avance de la entrega inclusiva de bienes y servicios públicos. Las mujeres políticas a menudo buscan mejorar la prestación de servicios que benefician a las mujeres, como la atención médica y la educación. Al promover servicios públicos inclusivos, las representantes femeninas podrían reducir efectivamente la justificación de una menor corrupción. Este fenómeno se llama "la explicación del interés de las mujeres". Sin embargo, es importante tener en cuenta que a pesar de que las mujeres pueden tener valores más progresivos y "pro-sociales" en general, no necesariamente implica que las mujeres en cargos públicos -en virtud de su género- siempre avanzarán y priorizarán los derechos de las mujeres o los derechos de los grupos vulnerables.

Un estudio de 20 países de la Unión Europea realizado por Bauhr, Charron y Wängnerud (2018) proporciona evidencia de que la inclusión de mujeres en las asambleas elegidas localmente redujo la corrupción. A medida que el número de mujeres en los consejos elegidos localmente aumentó, el nivel de corrupción a escala tanto mayor como menor disminuyó. Por ejemplo, en las regiones donde el consejo local tenía más del 30 por ciento de representantes mujeres, menos del diez por ciento de la población experimentaba menor corrupción. Los efectos, sin embargo, variaron entre diferentes sectores públicos. Si bien la representación femenina disminuyó el nivel de corrupción en los sectores de salud y educación, no tuvo ningún efecto sobre los sobornos pagados a las agencias de aplicación de la ley. Del mismo modo, mientras que tanto hombres como mujeres experimentaron menos sobornos en tanto que la proporción de mujeres elegidas aumentó, la tasa de sobornos pagados disminuyó más entre las mujeres. Bauhr, Charron y Wängnerud (2018) concluyeron que una mujer tenía aproximadamente 3.5 veces más probabilidades de pagar un soborno en el sector educativo cuando la proporción de representación femenina era más baja en comparación a cuando era más alta.

Bauhr, Charron y Wängnerud (2018) acuñaron el término "explicación de exclusión" para explicar por qué la inclusión de mujeres en las asambleas electas localmente reducirá la corrupción. Estos autores observaron que es más difícil para las mujeres obtener acceso a los privilegios derivados de la corrupción porque están excluidas de los círculos internos de poder y los procesos de toma de decisiones de alto nivel.  Por lo tanto, está en el interés individual de las mujeres políticas romper las redes y estructuras corruptas que son perjudiciales para sus propias carreras políticas y disminuir la desigualdad de género ampliamente.

En general, las mujeres que llegan a cargos públicos buscan promover dos agendas políticas separadas: La mejora de la prestación de servicios públicos y la interrupción de las redes dominadas por hombres. Una barrera importante para la participación de las mujeres en la política es la norma del voto grupal y familiar, que todavía está presente en muchas sociedades. Esto ocurre cuando los hombres influyen en los votos de las mujeres de sus familias o llenan la boleta de votación por ellas. Esta forma de desigualdad de género perpetúa la corrupción al mantener a los políticos corruptos en el poder y al impedir que las mujeres los desafíen (Stockemer, 2018).

No hay duda de que la igualdad de género es una parte vital de la agenda de derechos humanos.  Para una discusión completa sobre las formas en que la corrupción puede tener un impacto en los derechos humanos, incluidos los derechos de las mujeres, véase el Módulo 7 de la Serie de módulos universitarios E4J contra la corrupción. Aumentar la inclusión de representantes femeninas en las asambleas elegidas es una política equitativa y, por lo tanto, deseable en sí misma, y un subproducto valioso puede ser la reducción de la corrupción en la sociedad. Numerosas fuentes presentadas a lo largo de este Módulo sugieren que la incorporación de la perspectiva de género podría desempeñar un papel eficaz en la disminución de la corrupción y la mejora de las percepciones de confianza en el gobierno (Eggers, Vivyan y Wagner, 2018). Sin embargo, muchos aspectos de la integración de la perspectiva de género aún requieren mayor consideración. Necesitamos comprender mejor el papel de las mujeres como políticas y cómo trabajan para avanzar en una agenda que a menudo incluye mejorar los servicios públicos y desmantelar las redes corruptas dominadas por los hombres (Bauhr, Charron y Wängnerud, 2018; Merkle, 2018). Necesitamos analizar cómo las cuotas y políticas de género, que aumentan la proporción de mujeres en el parlamento, podrían reducir los niveles de corrupción en ciertos contextos (Paweenawat, 2018).

Los programas contra la corrupción deberían considerar las diferencias en la exposición de género y la vulnerabilidad a la corrupción, mientras que los programas de igualdad de género se beneficiarían de una lente anticorrupción. La programación contra la corrupción sensible al género puede abordar problemas no resueltos, como reducir la exposición de las mujeres a la corrupción. Hasta el momento, la mayoría de las iniciativas anticorrupción sensibles al género han sido iniciadas por organizaciones de la sociedad civil, comunidades, y mujeres individuales tanto a niveles básicos como en altos cargos gubernamentales (Merkle, 2018). En  la Estrategia para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de las Mujeres 2018-2021 de UNODC se pueden encontrar enfoques para abordar los impactos directos e indirectos de género de la corrupción.

 
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