Este módulo es un recurso para los catedráticos
Tema uno: acabar con la violencia contra las mujeres
La violencia contra las mujeres fue reconocida por primera vez como un problema de derechos humanos a inicios de los años noventa, en dos textos base principales: la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de la Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución de la AG 48/104), y la Recomendación general n° 19 del Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, que reconocen la violencia contra las mujeres como un forma de discriminación.
Para iniciar esta sesión, es útil considerar la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de la Asamblea General de las Naciones Unidas (resolución de la AG 48/104). Este es un documento fáctico detallado y normativo que describe aspectos acerca de la prevalencia de las diferentes formas de violencia de género contra las mujeres y niñas, cómo la violencia contra las mujeres y niñas viola los derechos humanos, e incluye amplias recomendaciones de cambio. Dicha Declaración ha sido la base para todos los demás avances jurídicos internacionales para hacer frente a la violencia contra las mujeres. Es importante como una declaración de interés mundial y un compromiso para combatir la violencia contra las mujeres. Sin embargo, a nivel mundial, todavía tenemos una situación en la que una de cada tres mujeres y niñas será sometida a violencia de género (OMS, Departamento de Salud Reproductiva e Investigaciones, Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Consejo de Investigación Médica de Sudáfrica, 2013). In para contexto de este desafío, la preocupación y el compromiso político para poner fin a la violencia contra las mujeres ha crecido considerablemente. Esto se debe, en parte, al intercambio de información en línea, el compromiso con la comunicad y el activismo.
Desde hace siglos las organizaciones feministas de la sociedad civil se han realizado campañas sobre diferentes temas, incluido el derecho al voto de las mujeres. La campaña sobre la violencia contra las mujeres entendida como un problema mundial comenzó en la década de los 70, en particular con la defensa de servicios sociales destinados a las mujeres, como los refugios y el apoyo en situaciones de crisis por violación. Con la identificación de la violencia contra las mujeres como un problema de derechos humanos a principios de la década de 1990, comenzó una nueva fase de dicha campaña; el Centro para el Liderazgo Mundial de las Mujeres de la Universidad de Rutgers creó entonces una red internacional de campañas locales en los Estados Unidos. A este movimiento incluyente se le denominó «16 días de activismo» ya que se desarrolló en un periodo de 16 días, desde el 25 de noviembre (Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres) hasta el 10 de diciembre (Día Internacional de los Derechos Humanos).
La tecnología digital de comunicación contribuye a la rapidez y el alcance de actividades de defensa para poner fin a la violencia de género contra las mujeres y niñas. El movimiento mundial V-Day usó una obra teatral, Los monólogos de la vagina de Eve Ensler, como un llamado de atención creativo para otros tipos de activismo en lenguas locales. Hoy en día, V-Day es un movimiento internacional diverso que desarrolla actividades relacionadas al teatro, la danza y a las campañas de solidaridad con mujeres en otras partes del mundo, y además provee un lugar de curación, aprendizaje y activismo llamado la Ciudad de la Alegría en la República Democrática del Congo. Se han creado sitios de Internet en los que las mujeres pueden denunciar sus experiencias de violencia y buscar solidaridad y apoyo en otros usuarios. Por ejemplo, la página web Hollaback de diferentes países permite a las mujeres y niñas denunciar actos de acoso y violencia callejera y compartir información sobre cómo mantenerse seguras.
El movimiento #MeToo ha llegado más lejos que las campañas organizadas de la sociedad civil, con respuestas inmediatas e individuales, usando las redes sociales como un método para compartir testimonios individuales, solidaridad con otras sobrevivientes y exigir el cambio social. Este movimiento ha demostrado ser extremadamente efectivo en distintas partes del mundo como un método para extraer, a partir del tema más amplio de la violencia contra las mujeres importantes, vertientes locales de ideas y argumentos que conduzcan al cambio social. Para comprender los debates actuales, los docentes y estudiantes pueden ver tres presentaciones en línea de Chimamanda Ngozi Adichie, Laura Bates y Tarana Burke (en inglés) e incentivar a que los estudiantes vean estos videos antes de ir a clases.
Diversas formas de violencia de género contra las mujeres y niñas
Existen diversas clases de violencia contra las mujeres, que incluyen violencia física, sexual y psicológica perpetuadas por el Estado, las comunidades y las familias (Asamblea General de las Naciones Unidas, 1993). En todos los ámbitos, dentro de la violencia de género se consideran: asesinatos por razones de género, violación y violencia sexual; matrimonio forzado, que incluye el matrimonio de niños y niñas menores de 18 años; acoso sexual en los centros de trabajo, escuelas, lugares públicos; mutilación genital femenina (MGF) y otras prácticas dañinas; trata y violencia en línea contra las mujeres; violencia económica, que incluye el abuso relacionado a la dote, así como también abuso psicológico. Las mujeres y las niñas que son más marginalizadas debido a otros aspectos de su identidad —discapacidad, por ser lesbianas, bisexuales o mujeres o niñas transgénero, por ejemplo— son más propensas a ser víctimas de este tipo de violencia (ONU Mujeres, 2017).
Aunque estas formas de violencia son diversas, también están interrelacionadas. Por ejemplo, el matrimonio infantil, una práctica que se da en todas las regiones del mundo, está relacionado con niveles elevados de violencia doméstica, incluida la violación dentro del matrimonio. El enfoque del ciclo de vida aclara diversas formas de violencia de género al identificar cómo los perpetradores escogen a niñas y mujeres de diversas edades para distintas clases de violencia.
Los costos económicos y sociales de la violencia de género contra las mujeres y niñas
Los costos de la violencia de género no solo son asumidos por las víctimas directas. De hecho, los costos económicos estimados de la violencia contra las mujeres son preocupantes a nivel internacional. Las siguientes observaciones del Subsecretario General de las Naciones Unidas y del director ejecutivo adjunto de ONU Mujeres indican la magnitud y la complejidad de estos costos:
Investigaciones indican que el costo de la violencia contra las mujeres podría ser de
alrededor del 2 % del producto interno bruto (PIB).
La violencia contra las mujeres y niñas conlleva grandes costos económicos para cualquier sociedad.
El impacto negativo sobre la participación de las mujeres en la educación, el empleo y la vida cívica impide la reducción de la pobreza. Esta situación da como resultado la pérdida de empleos y de productividad, y drena los recursos de los servicios sociales, el sistema de justicia, los centros de atención médica y los empleadores (ONU Mujeres, 2016).
Está claro que, además de los daños personales graves sufridos por las víctimas de violencia de género, los costos económicos de esta violencia corren por parte de las comunidades en su conjunto. Si se erradicara la violencia de género, los fondos actuales invertidos en la prevención y la respuesta a la violencia de género se podrían destinar a otros servicios comunitarios (por ejemplo: salud, educación y proyectos de desarrollo).
Tratamiento de las causas fundamentales de la violencia de género
La adopción de medidas eficaces para erradicar la violencia contra las mujeres y niñas exige la comprensión de sus causas. El «modelo ecológico» considera cómo las «capas» del título jurídico y el derecho —la legislación de un Estado, en las actitudes sociales de las comunidades, familias y personas— promueven la violencia contra las mujeres y el dominio de los hombres sobre estas en el poder político, cultural y económico. Lara Fergus (2013) resumió el modelo ecológico propuesto por primera vez por Lori Heise en 1998 (Heise, 1998) en un artículo titulado What causes violence against women? Ending violence against women requires change at all levels of the socio-political system (¿Qué causa la violencia contra las mujeres? Poner fin a la violencia contra las mujeres exige cambios en todos los niveles del sistema sociopolítico, en inglés).
Los factores causales en Estados, sociedades, comunidades y familias interactúan para perpetuar la discriminación estructural que permite que la violencia contra las mujeres continúe y persista. El problema, por lo tanto, debe entenderse de manera sistemática. «Las explicaciones sobre la violencia que se enfocan principalmente en los comportamientos individuales y las historias personales, como el abuso del alcohol o la exposición a la violencia, pasan por alto el gran impacto de la desigualdad de género sistemática y la subordinación de las mujeres» (Fergus, 2013).
Aunque el término «vulnerabilidad» se suele usar para explicar por qué las mujeres y niñas experimentan diferentes formas de violencia, esta es una manera de culpar a las víctimas y desvía la atención tanto de las causas estructurales de la violencia como de las personas que cometen actos de violencia de género. Una manera más adecuada de mirar estos hechos es desde el punto de vista de «los responsables eligen atacar a mujeres y niñas» de distintas maneras, de acuerdo con su etapa en el ciclo de la vida, pero también en base a a otros aspectos de su identidad como la orientación sexual, raza o discapacidad. Al abordar los diferentes tipos de violencia contra las mujeres y niñas, es útil considerar la forma en la que se espera que las mujeres y niñas se desenvuelvan (con relación a su forma de vestir, su comportamiento, planes de vida, etc.) para encajar en estereotipos y evitar ser objeto de violencia de género. Es aún más revelador considerar cómo incluso estas acciones son insuficientes para salvaguardar a las mujeres y niñas de la violencia. Este es un hecho importante porque demuestra que el problema de la violencia contra las mujeres y niñas no es un problema en el que sean ellas la causa o la solución. No se trata de lo que las mujeres y niñas hagan o no, se trata de cómo se restringe y encasilla a las mujeres y niñas con actitudes arraigadas y patrones de comportamiento que operan en la familia, la sociedad y el Estado.
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