El juego ayuda a los niños a gestionar el estrés y las preocupaciones. El juego beneficia la salud mental y física y ayuda a mantener un grado de normalidad en momentos difíciles.
La infancia es el momento perfecto para aprender jugando. La ciencia demuestra que el juego tiene un efecto importante y ayuda al desarrollo del cerebro.
A través del juego es como se establecen amistades; es vital para el desarrollo de las capacidades sociales y de autocontrol.
El juego ayuda a los niños a enfocarse. Los estudios demuestran que los niños se concentran más en sus tareas del colegio después de un recreo.
El juego fomenta la creatividad, reduce estrés y mejora el dormir.
El juego estimula la creatividad inventiva de los niños (a través de juegos de palabras, rimas, o contando cuentos) fomenta el lenguaje y el desarrollo de la alfabetización y previene problemas relacionados con la dislexia.
Entre las edades de 2 a 7 años, el juego ayuda a los niños para solidificar conceptos que se están desarrollando cognitivamente.
Los estudios sugieren que el juego puede ayudar a la efectividad del tratamiento de TDAH Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, especialmente en el área de sociabilización.
El juego ayuda a crear vínculos. La ciencia ha comprobado que un padre e hijo están literalmente en la misma frecuencia cuando juegan juntos. Los padres están neuronalmente más sensibles con sus hijos mientras juegan con ellos, y cuando los padres están más sensibles neuronalmente el niño está más atento.
Los niños que no tienen apoyo emocional y enfrentan situaciones de estrés son más propicios a experimentar experiencias tóxicas de estrés, lo cual está asociado con problemas de salud mental, abuso de sustancias y pocos momentos de juego.
Hecho posible gracias al generoso apoyo del Gobierno de Francia.