El tener paciencia hace que los niños se sientan queridos y cuidados, lo cual es la clave para crear relaciones importantes y una buena comunicación.
La ciencia ha demostrado que la mejor forma en la crianza de los niños son menos castigos.
Cuando los padres pierden la paciencia, distraen al niño del aprendizaje real de la situación, lo cual, creará estrés y frustración.
La ciencia neurológica demuestra que el cerebro del niño no está suficientemente maduro como para enfrentar con calma una frustración. Corresponde a los padres el permanecer pacientes y calmar al niño.
El cultivar la paciencia, auto-control e inteligencia emocional ayudará a que el cerebro de los niños madure.
Los niños de padres más impacientes, que expresan mucha ira y agresividad, son más depresivos que los niños de familias más calmadas. También su rendimiento escolar aumenta.
Los niños cuyos padres tienen sentido del compañerismo, de colaboración y son menos castigadores, serán más empáticos y colaboradores con sus padres.
La investigación demuestra que aquellos niños que crecen más pacientes, les vá mejor en la vida.
Hecho posible gracias al generoso apoyo del Gobierno de Francia.