La trata de personas es un delito que afecta a personas en situación de vulnerabilidad; no sólo pone en riesgo la integridad física y mental de sus víctimas, sino que impide el desarrollo de sus planes de vida y la garantía de sus derechos más básicos.
Los servicios que proporcionan los albergues, refugios y casas de medio camino a las víctimas de trata de personas son fundamentales para garantizar su resocialización efectiva, facilitar el acceso a la justicia y resarcir los daños.